MOSCÚ.– En un juicio a puerta cerrada que sorprendió por su celeridad, apenas tres sesiones, la corte regional de Sverdlovsk en la ciudad de Yekaterimburgo, peculiar capital de los Urales que separa las partes europea y asiática de Rusia, condenó ayer al periodista estadunidense Evan Gershkovich, corresponsal en Moscú del diario The Wall Street Journal, a 16 años de cárcel en un régimen penitenciario de máxima seguridad al considerarlo culpable de espionaje.
El Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso, sucesor del KGB soviético) detuvo a Gersh-kovich, de 32 años, el 29 de marzo de 2023 en el restaurante Bukovski Grill, de Yekaterimburgo. El periodista había viajado a la región de Sverdlovsk para recabar información y hacer entrevistas.
Según uno de los entrevistados por Gershkovich, el diputado municipal Viacheslav Vegner –en declaraciones al portal de noticias 66.ru, muy popular en los Urales–, el enviado de The Wall Street Journal le preguntó acerca de la actitud de los habitantes de la tercera ciudad rusa en importancia respecto de la operación militar especial que lanzó el presidente Vladimir Putin en Ucrania, lo que piensa la gente de a pie sobre el grupo de mercenarios Wagner (de Yevgueni Prigozhin, magnate caído en desgracia cuando ordenó una fallida rebelión, se distanció de su protector, el presidente Putin, y murió en agosto de 2023 al desplomarse su avión privado) y la reconversión de la industria local en tiempos que no son de paz.
Al anunciar su arresto, el FSB emitió un breve comunicado en el que acusó a Gershkovich de tratar de conseguir, en interés del gobierno de Estados Unidos (después se filtró que se refería a la CIA, la Agencia Central de Inteligencia), información clasificada como secreto de Estado sobre una de las empresas del complejo industrial-militar de la región, que la prensa local relacionó de inmediato con el consorcio Uralvagonzavod, famoso por fabricar y reparar tanques.
Los voceros del Kremlin, Dimitri Peskov, y de la cancillería, María Zajarova, señalaron en su momento que el FSB detuvo a Gershkovich in fraganti y que no era el primer caso en que se usaba el estatus de periodista extranjero, acreditado ante el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, para realizar actividades que nada tienen que ver con el periodismo.
De acuerdo con sus abogados, el periodista negó los cargos y se declaró inocente en la primera sesión del juicio, el 26 de junio, mientras la fiscalía insistió en su culpabilidad y solicitó ayer, en la tercera y última sesión, una pena de 18 años de privación de la libertad, del máximo de 20 años que estipula el Código Penal ruso por espionaje.
Probable intercambio
El hecho de que la Corte satisfizo la petición de la fiscalía y adelantó para el jueves de esta semana la segunda sesión que estaba prevista para el 13 de agosto y que un día más tarde, ayer, el juez emitió en apenas cuatro minutos su veredicto, parece indicar que ya hay avances en la negociación soterrada para intercambiar al periodista con algún ciudadano ruso detenido y condenado en Estados Unidos o país aliado suyo.
La práctica habitual muestra que Rusia acepta dichos canjes –como el más reciente que fue el de la basquetbolista estadunidense Brittney Griner y el traficante de armas ruso Viktor Bout en diciembre de 2022– cuando los presuntos imputados de un delito grave en este país ya son condenados por la justicia.
En el caso de Gershkovich el intercambio dependerá de si su defensa presenta o no recurso de apelación, lo que sólo puede posponer la fecha de su liberación. Desde el momento mismo de su detención, el gobierno de Estados Unidos comenzó a gestionar un posible canje, sin que los negociadores de ambos bandos hayan podido ponerse de acuerdo sobre a quiénes incluir en el intercambio de presos. Creo que se puede llegar a un entendimiento, respondió el presidente Vladimir Putin en la entrevista que concedió, el 8 de febrero pasado, al controvertido periodista estadunidense Tucker Carlson, quien le preguntó si estaba considerando un canje.
Putin reconoció que había contactos al respecto, pero que este tipo de negociaciones son efectivas cuando no salen a la luz pública. Dio a entender que Rusia estaba interesada en intercambiar a Gershkovich, después de ser juzgado, por un patriota que estimó necesario hacer justicia a un sangriento criminal.
El mandatario ruso, al parecer, se refería a un agente del FSB, Vadim Krasikov, condenado a cadena perpetua en Alemania por asesinar, en agosto de 2019, en un parque de Berlín al ex comandante separatista checheno de origen georgiano, Zelimjan Jangoshvili, pero hay muchos otros casos de estadunidenses y rusos que podrían ser parte de un intercambio.
Se crea precedente
El caso de Gershkovich, en opinión del abogado Yevgueni Smirnov, crea un precedente porque es la primera vez que Rusia condena a un periodista extranjero por espionaje. Desde que se disolvió la Unión Soviética en 1991, nunca había pasado, si bien se prefería expulsar a los corresponsales que realizaban actividades incompatibles con su estatus. De un tiempo para acá, el Ministerio de Relaciones Exteriores, alegando reciprocidad, suele anular la acreditación y la visa de un periodista, dando un plazo breve para abandonar el país.
Después de 478 días tras la rejas
Antes de ser condenado este viernes en Yekaterimburgo, Gershkovich estuvo en prisión preventiva 478 días en la misma cárcel de Lefórtovo, en Moscú, que el corresponsal del semanario US News &World Report, Nicholas Daniloff, el anterior periodista extranjero detenido por espionaje, el 2 de septiembre de 1986, pero cuando todavía existía la Unión Soviética.
Daniloff no llegó a ser juzgado. Tras intensas negociaciones, el 23 de septiembre de ese mismo año, se le permitió salir de la Unión Soviética sin cargos. En la misma fecha, regresó a Moscú Gennadi Zajarov, empleado de la misión soviética ante Naciones Unidas, arrestado en Nueva York, tres días antes que Daniloff. Como parte del acuerdo también viajó a Occidente el disidente Yuri Orlov.
The Wall Street Journal calificó ayer de pantomima de condena la sufrida por su corresponsal.
Esta vergonzosa y falsa condena se produce después de que Evan ha pasado 478 días en prisión, detenido injustamente, lejos de su familia y amigos, impedido de informar, todo por hacer su trabajo como periodista, manifestaron el editor del periódico, Almar Latour, y la editora en jefe, Emma Tucker, en un comunicado.
El Comité para la Protección de los Periodistas calificó la decisión judicial de escandalosa y reclamó a las autoridades rusas que retiren estas falsas acusaciones de espionaje y liberen inmediatamente a Gershkovich. Al menos 22 periodistas se encuentran actualmente encarcelados en Rusia.